lunes, 5 de noviembre de 2007

Que tardé en aprender a olvidarlo 19 y 500 noches...

Y más, porque no pienso olvidarlo nunca. Ya tenía la idea, pero por si acaso no le hacía gracia, siempre me había abstenido de planteárselo. Leo, ya no te libras, ¡jaja!

Esther:

Esther, qué lindo amanecer...
perdiendo por la noche la inocencia
tanto amor, tanto querer
sale el sol, cuando sonríes, por Valencia...

Esther, qué cuerpo de mujer...
las estrellas no se hablan conmigo
están celosas, no saben perder
desde que sólo sueño contigo...

Esther, laberinto de rosas...
tu placer, tu simpatía, tus secretos
cómo pueden caber tantas cosas
en tu pequeña caja de sueños...

De este poema eres la razón
No hinques el diente en la herida,
a ti, que metes goles en el corazón
no olvides, que te quiero... ¡Amiga!

Esther, no dejes de crecer...
el cielo está muy alto para mí
yo me dedico a envejecer
tu, a la flauta de Hamelin...

Esther, caramelo sin envolver...
no soy un hombre de palabra
estoy como una cabra, ¿qué hacer?
I am a crazy forever...

Esther, no esperes leer...
un gran poema de mí
no soy Gustavo Adolfo Bécquer
sólo escribo, pensando en ti...

Pero Esther, ardilla y caparazón...
si convirtieras en oro lo que tocas
te diría toca tu boca con mi boca
porque yo sonrío, con el corazón...


Podría contar muchas cosas sobre Leo. Muchísimas, más de las que puedo recordar, seguro.

En febrero, hará cuatro años que nos conocemos. Son cuatro años de sueños y charlas interminables, de muchos mimos y ningún enfado, de llamadas sorpresa y mails inesperados, de conversaciones sin sentido y conversaciones de temas trascendentales en la sociedad. Cuatro años de compartir poesías y chistes, cuatro años en los que hemos ido forjando una amistad que ambos esperamos no romper nunca.

Podría deciros que es una persona maravillosa, que me ha cuidado mucho y se ha cuidado mucho de hacerme daño, porque lo único que me ha hecho, es feliz. Leo es alguien en quien puedo confiar y que me abriría las puertas del cielo si se lo pidiera. Sabe escuchar y sabe animar, Leo es una persona sensible que alegra el día a cualquiera, y sabe qué decir y en qué momento decirlo.

Cuando hablamos de él, hablamos de un gran cantautor y poeta que logra transformar las palabras en sentimientos de una manera fantástica. Gran amante de Sabina y Calamaro, comparte conmigo muchos gustos y aficiones y una pasión por la poesía que va más allá de la mente y se cuela en el corazón.

Argentino afincado en Cataluña, logra cautivar corazones sin piedad. Le gusta la fiesta, ¿por qué no reconocerlo?, pero más ama el amor. Enamorado de este precioso sentimiento, según confesó recientemente en su genial blog aunque ya lo sabía (aquí), es un apasionado de la música, y aunque todavía no lo he oído cantar (me debes una, principito), tiene una voz aterciopelada, que junto a la letra de sus canciones, es una maravilla cuando se funden.

Es gracias a él que he continuado escribiendo y es gracias a él que, de repente, me vuelve la inspiración. Y es un ejemplo este poema (aunque sea una tontería enorme), que me salió del alma mientras leía uno de sus posts en su blog, “Hotel Rivera”.

Brindemos:

Brindo por todo lo que dijiste,
en especial por Barcelona, por Buenafuente,
por Sabina y Calamaro,
y por María Jiménez.

Por el amor, por los amantes,
esos que aún no se han olvidado,
porque seas muy feliz,
porque todo sea tan fácil, como para solucionarlo cantando...

Brindemos porque te amen con locura,
porque siempre creas en las hadas y nunca pierdas la ilusión,
porque siempre tengas amigos y porque nadie te olvide,
porque nunca se nos acabe la inspiración.

También por la amistad que nos une,
porque te deseo lo mejor,
porque eres mi mejor amigo,
porque aún en la distancia eres mi confesor.

Porque la distancia que nos separa cada vez sea más pequeña,
porque las fronteras se pueden romper,
porque la vida puede ser verdaderamente bella,
por no consumirnos en el ayer.

Y porque no olvides a nadie a quien quieras jamás,
porque me encanta hablar contigo,
porque eres súper especial,
sencillamente, porque somos amigos.


En definitiva, y no me extiendo más porque sólo con recordarlo me emociono, no tengo más que decir que: ¡Te quiero, Leo!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joss, que gonito todo <3<3<3.
Hacia mucho que no me pasaba por tu blog, pero aqui estoy. Y nada, solo decirte que me alegro mucho mucho de que te haya vuelto la inspiracion, que ademas yo no sabia que tambien escribes poesia!
Pues eso, mi niña, que te quiero un monton, y me ha hecho mucha ilusion recibir tu regalito ^^, espero que tu regalo de cumpleaños te guste tambien. Un beso muy grande, mi churri!!
(Raquel)

isaac sanmiguel dijo...

leo me recuerda mucho a mi hermana, amante de la poesia, de la musica y del amor ^^ (cosa q ella no admite) la amistad entre uds 2 es envidiable, y de seguro q la de nosotros llegara a estar igual...y casualmente hace un tiempo (me acababa de llegar tu paquete) le regale 19 dias y 500 noches a nohe xq ama a sabina con loca pasion...