martes, 28 de agosto de 2007

No entiendo lo que has visto en aquel tipo del chaqué...

Esa frase es parte del estribillo de una de las canciones que cantó Melendi en el magnífico concierto que ofreció en el la explanada del párking “Tarongers” de Paterna, en el que hubo de todo: risas y sustos.

Empezando fuerte, con “Gangs of London”, Melendi dio un gran concierto que se tuvo que parar unos minutos debido a la lluvia, a la que Ramón Melendi maldijo al igual que nosotros. “Gangs of London” es una de mis canciones favoritas de su último trabajo, “Mientras no cueste trabajo”, así que cuando sonaron los primeros acordes, supe que el concierto iba a prometer.

Con gran alegría y simpatía, Melendi lució su voz de carajillero que se le suavizaba cuando entonaba la melodía de alguna cancioncilla. Y con canciones como “Con la luna llena”, “Vuelvo a traficar”, “Con sólo una sonrisa”, “Cuestión de prioridades”, “Que el cielo espere sentao”, “Kisiera yo saber”, “Calle la Pantomima”, “Volantes pa la falda mi gitana”, “Loco”(estribillo de la cual da título a este post), “Echarte a suertes” o “De bar en peor”, logró cautivarme el corazón, que ya era suyo desde que sacó el primer CD a la venta.

También ocuparon su repertorio canciones como “Desde mi ventana”, “Hablando en plata” (que más cantó la gente que él), “Caminando por la vida”, “Billy el pistolero”, “Por amarte tanto”, “Mientras no cueste trabajo”, “Quiero ser feliz”, “Andadas”, “Mesías de Vallecas”, “Arriba Extremoduro” o “De bar en peor”.

Pero entre calada y calada de un porro que le ofrecieron (también le tiraron camisetas, peluches… ¡¡hasta un sujetador!! Y todo se lo guardó…), cantó mi favorita: “El informe del forense”, y ahí logró hacerme llorar a moco tendido. Primero, porque para mí es una canción muy especial, y segundo, porque si atiendes bien a lo que dice la letra de la canción y la analizas, te das cuenta de que todo es muy injusto en la vida…

Aunque hubo un segundo susto a parte de la lluvia, hubo una chica entre el público, que en medio del concierto se desplomó sin razón alguna, y se la tuvieron que meter en la ambulancia, para ver qué le pasaba. Una vez acabado el concierto, todavía seguía dentro y no pudimos saber qué le había ocurrido. Espero que no fuera nada grave.

Y, por supuesto, no podía faltar eso que él decía “un acercamiento ente el público y el escenario”, y que era que quería que cantáramos con él eso de “Alcohol, alcohol, alcohol, alcohol, alcohol… Hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual…”. En fin, que aunque sí le faltaron algunas de las canciones que yo veía indispensables para su gira, así como “Zoociedad”, “Sé lo que hicisteis”, “Una historia de tantas”, “Novia a la fuga”, “Cannabis” o “El tiempo que gasto”, su concierto estuvo maravilloso, fue un placer escucharlo y me reí mucho con él.

Para acabar, una de las noticias más tristes del día… Yo no lo conocía de nada, para mí sólo era un nombre, una edad y un equipo de fútbol, pero lo he sentido como si estuviera cercano a mí. Fallece el jugador del Sevilla de 22 años, Antonio Puerta. Tras unos días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) por haber sufrido cinco paradas cardiorrespiratorias, parece que el jugador sevillista no ha podido aguantar más. Una pena, un buen chaval, con toda la vida por delante, un buenísimo jugador de fútbol con todas las ganas del mundo… Desde aquí, todo el apoyo para esa familia y ese club que deben estar pasándolo terriblemente mal. Un abrazo muy fuerte a todos ellos.

Nada más por hoy, hasta el próximo post.

jueves, 23 de agosto de 2007

Si me conformo con poco...

Lo prometo, soy feliz con poca cosa. Martes, 21 de agosto de 2007, la última vez que fui a ver entrenar a mi equipo, el Valencia Club de Fútbol. Aunque, tan buena “groupie” que soy, y fui cuando ya habían acabado de entrenar y ya estaban saliendo… en fin, que todo no puede ser.

Nos llevó mi padre a mi prima, a mi mejor amiga y a mí, a la Ciudad Deportiva de Paterna, donde esperaba encontrarme a algunos de los jugadores que nunca había visto en persona. Y así fue, aunque la mayoría eran de los que yo ya había visto en los entrenamientos, me encontré a Alexis, ex-jugador del Getafe, un chico simpaticón y con gracia, a Edu, para mí el mejor brasileño de la historia del club, pues derrocha simpatía y vitalidad, a Hugo Viana, a quien pillé en el gimnasio porque le han caído seis meses de banquillo debido a una lesión en la rodilla, y a Morientes… y, literalmente, casi muero de amor… O sea, no es mono, no… ES HÍPER (ya no súper, súper es poco) ENCANTADOR, MONO, GUAPO, SIMPÁTICO, MAJO, BUENORRO… todos los adjetivos buenos que queráis ponerle.

Le pedí por favor que me firmara, a lo que me respondió un alegre “¡Claro!”, y tras hacerme una foto con él, (yo con la adrenalina disparada porque, “¡Oh, Dios mío, Morientes me está cogiendo por los hombros para hacerse una foto conmigo!”), y tras un “¡Gracias!”, por mi parte, él dijo “¡Un placer!”, poniéndome a mí más contenta que unas Pascuas.

Y de los veteranos… Pues vi de nuevo a Albiol, que cada vez es más majo, vi a Quique Sánchez Flores (el entrenador), a Cañizares, al que, sólo por fastidiar, le pedí una foto (a ninguna de las que fuimos nos cae bien, y como sabemos que no le hace demasiada gracia que las fans lo acosen, le pedí que se hiciera una foto con nosotras… soy mala, pero tengo mi derecho, el único sitio en el que puedo verlos a todos sin pagar es en los entrenamientos, porque ir al campo está imposible por los precios, y sí que les gusta cobrarme 72 euros por una camiseta…),y también vi, por tercera vez, a Baraja… ¿Qué podré decir de él? Es una maravilla, un encanto, un cielo… y cada vez más y más atractivo… *babeando* xD.

Para acabar con el post de hoy (más corto que los anteriores, gracias a Dios, sino parecían la Biblia…), decir que estoy feliz porque mañana, suponiendo que hoy sea ya día 23 porque son las 2:50 de la madrugada, me voy a ver a Melendi en concierto, al cual creí que, después de no haber podido verlo en Valencia, no iba a poder verlo en ningún otro sitio este año. Me equivoqué, y además, gratuito.

Un abrazo y ¡hasta el próximo post!

domingo, 19 de agosto de 2007

Como dije, "supuestamente"...

Se ve que en esta época del año andamos todos un poco melancólicos, pues paseando por otros blogs he descubierto que la gente tiende a acordarse de ocasiones pasadas y a aferrarse al ayer, y no entiendo por qué, pues, aunque lo bueno se va a acabando y falta bien poco para que la rutina de los que vamos al cole, empiece de nuevo, es verano (como se encargan de recordarnos los anuncios publicitarios de bolígrafos o gomas de borrar, entre otros), y se supone que en verano, la gente tiene más vida, y se anima más.

Pero dije "se supone" porque a mí, como a muchísimas personas, lo que me pasa en verano es que me pongo a recordar... cosas del pasado, qué hubiera ocurrido si hubiera hecho esto, si no hubiera dicho lo otro... Y todo el día es un "comecocos" en el que recuerdo todas las experiencias que pasé durante el año o en años anteriores...

Y este año en especial. Mis notas en el cole han sido fantásticas, tengo un notable de media, aún así, el septiembre en el que empecé bachillerato, ya el primer día, me puse a llorar. Me sinceré con mi madre, lloraba por algo que hasta el siguiente septiembre no me tocaría pensar: 2º de bachiller, el selectivo. Ahora estamos a un mes para que ese "siguiente septiembre" comience. Y no puedo más. TENGO PÁNICO, HORROR. Vuelven las lloreras, los nervios, la frase odiosa del “¿Y si…?”: “¿Y si no me saco todas las asignaturas en junio?”, “¿Y si me queda alguna pendiente para septiembre?”, “¿Y si no apruebo el selectivo?”, “¿Y si sí que lo apruebo, pero no me da la nota para la carrera que yo quiero?”, “¿Y si sí que me da la nota para la carrera, pero una vez dentro, descubro que no me gusta?”, “¿Y si no sirvo en el campo que me gusta?”… Y vuelta a empezar varias veces.

Además, luego está la elección de la carrera… Y la dichosa preguntita: “¿Qué quieres hacer tú?”. Y tú piensas “Joder, ¡no lo sé!”. Y te vuelve a entrar el miedo. En mi caso… creo que lo tengo claro. Tengo dos carreras en mente, Física y Aeronáutica. Para Física no necesito nota, con un cinco en el selectivo y la media que tengo ahora, me basta y me sobra. Para Aeronáutica sí. La última vez que miré, la nota de corte estaba en un ¿8’53?, sí, creo recordar eso… Y creo que es un reto más que difícil. Aunque las cosas están bastante claras: si me llega la nota, haré Aeronáutica (a poder ser, en León, especialización en Aeronaves, sino, en Madrid, especialización Naval y Aeroespacial). Si no me llega la nota, haré Física, que me encanta y es lo que siempre he querido hacer. ¿Especialidad en Física? Pues me apetecen dos campos, la meteorología y la física nuclear. Y como eso va por medio de optativas que se eligen en tercero de carrera… pues ya me decidiré, no me voy a agobiar ahora.

Manu me preguntó qué haría si escogía física nuclear… es una pregunta interesante. Bromeó con que sería como Homer Simpson =P. No, para nada. Una de las salidas si elijo esa opción son las centrales nucleares (que por cierto, tenemos una acá en la Comunidad, a pocos kilómetros de Náquera, me parece), pero me apetece bien poco tirar por ese camino, por eso de que es un trabajo arriesgado… Así que me decanto por trabajar diseñando aparatos médicos (de rayos X, para hacer ecografías, resonancias, TACs, y todo eso), que es lo que hacen algunos de los físicos nucleares.

Sin embargo, si hago meteorología, que me apasiona, fue en este caso mi madre, quien me preguntó en qué querría especializarme. Adoro los huracanes, la fuerza devastadora con la que siembran el caos, las tormentas de rayos me chiflan y los tornados me gustan mucho también. Ahí sí que me iría al trabajo peligroso. Al igual que los geólogos intrépidos se especializan en volcanes y terremotos, parece que los meteorólogos aventureros se especializan en climas extremos, huracanes, tornados y tormentas eléctricas. Así que… Decidido.

Para finalizar este post con visión futurista, contaré algo que no tiene nada que ver, pero que el jueves se me olvidó totalmente. El jueves vi a Pablo Motos en El Saler, justo en el sitio donde comíamos mis padres y yo. Cuando me lo dijo mi madre no quise creerla, pero cuando me giré y lo vi, me hizo una ilusión tremenda. Adoro a Pablo Motos, y por las mañanas, cuando iba al cole, no me perdía ninguno de sus programas de M80, “No somos nadie”. Y, cuando por las tardes, en Cuatroº hacían “El hormiguero”, tampoco me lo perdía. Gran humorista y gran periodista, me encanta.

Ahora sí, me despido.

¡Hasta el próximo post!

jueves, 16 de agosto de 2007

Eran dos extraños...

2 de febrero. “Circus Maximus”. Plaza de toros de Valencia. Sesión de house patrocinada por Maxima FM. Doce y cuarto de la noche. Dos jóvenes en medio de la carpa que cubría la arena de la plaza en un intento de evitar las lluvias. Un chico y una chica. Él de 21, ella de 16. Él de Madrid, ella de Valencia. ¿Nombres? Ninguno sabía el del otro. Simplemente surgió.

Todo viene por una canción que escuché el otro día después de meses sin oírla, “Dos extraños”, de Merche. Canción que, sin duda, cuenta la historia de lo que sucedió aquella noche entre aquel chico y yo.

Aquí dejo la letra:

Dos extraños

Eran dos extraños dándose mil besos sin parar,
De un par de sonrisas, nacen las caricias que no quisieron parar

Se pasó la noche entre vino y copas de champagne,
Besos y miradas sin soltar palabras que pudieran molestar.
El tiempo se agotó y salieron de aquel bar,
Enfermos de pasión, prendados de ese amor,
La luz del día los separó como vampiros al amanecer
No se volvieron a ver…

En que estabas pensando cuando os fuisteis sin hablar,
No sabes bien como se llama, si su forma de besar.
No te perdono que no le dieras tu teléfono,
En estos casos tanta timidez no hace ningún bien…
Lo tienes que encontrar, volverlo a enamorar.

Pasaran los meses y no se volvieron a cruzar,
Y en cada salida nuevas despedidas
Que no les hizo olvidar todo lo que pasó en esa noche,
Cuando se dieron tanto sin reproches y se pusieron a buscar,
No se cansaron de esperar,
Como vampiros un anochecer se volvieron a ver…

En que estabas pensando cuando os fuisteis sin hablar,
No sabes bien como se llama, si su forma de besar.
No te perdono que no le dieras tu teléfono,
En estos casos tanta timidez no hace ningún bien…
Lo tienes que encontrar y volverlo a enamorar.

En que estabas pensando cuando os fuisteis sin hablar,
No sabes bien como se llama, si su forma de besar.
No te perdono que no pidieras su teléfono,
En estos casos tanta timidez no hace ningún bien…
Lo tienes que encontrar y volverlo a enamorar…

Merche

Como dicen algunos trozos de la canción, aquel chico y yo éramos dos desconocidos que estuvimos al menos media hora dándonos besos sin parar… y las caricias, carantoñas y besos que surgieron fue por una par de sonrisas, un par de miradas cómplices, una tontería de frase…

Además, el tiempo se nos agotó y mis amigas y yo tuvimos que irnos de allí, yo sin olvidar su cara, y “como vampiros al amanecer”, no nos volvimos a ver. Tengo que confesar que me faltó bien poco para pedirle el correo electrónico y el número de teléfono y darle los míos, pero, aunque suene poco creíble, tras tantos besos, me dio una vergüenza terrible. Y como no quería que me tomara por una niña, lo dejé pasar… Ahora me arrepiento, de veras…

Ahora han pasado los meses y no nos hemos vuelto a encontrar. En mi caso, en las siguientes salidas, nuevas despedidas que no me hicieron olvidar nada de lo que pasó en esa noche cuando le di tanto sin reproches. Pero, tristemente, creo que no nos volveremos a encontrar. Él de Madrid, yo de Valencia. Él 21 años, yo 16… Creo que se quedará todo ahí, en que fue una noche preciosa…

Disculpad el post melancólico. Necesitaba escribirlo y dejarlo plasmado en algún sitio. Desde el blog decir que, si alguien se reconoce, por favor, no estoy enamorada, simplemente quiero recordarlo y charlar sobre todo lo que no pudimos contarnos esa noche, bien fuera por la música o bien fuera porque los labios de uno estaban posados sobre los del otro y era algo difícil articular palabra… Jejeje…

Mañana vienen mis primas una semanita a mi casa. Vamos a darnos una semana de playa, piscina, ciudad, capital y risas, increíble. A ver si aprovecho y le compro el regalo a Manu, ¡que el día 23 es su cumple! No tengo ni idea de qué comprarle. Me niego a comprar ropa o colonia porque esos regalos son personales. Me encantaría regalarle un libro o una película, porque no me gusta regalar música, sin embargo, me encanta recomendar DVDs y libros. Sean del género que sean, siempre hay un libro acertado o una peli que fascine.

No sé qué hacer, ¿me recomendáis algo, internautas? (Me siento Bea de “Yo soy Bea”, diciendo eso…). Tengo pensado regalarle mi libro favorito, cuya película también es maravillosa, pero claro, no sé si le gustaría, eso se lo regalaría a alguien a quien supiera cierto qué actores le gustan… Hablando de eso, se lo preguntaré. Al final creo que me decantaré por el cine, porque como no lee demasiado… ¡Ay, no lo sé!

A quien sí sé qué regalarle es a una de las chicas de mi grupo, que celebra su cumple el día 24. Va a ser un regalo compartido, mi mejor amiga y yo juntaremos nuestro dinero y le compraremos alguna pijería, de esas que nos encanta comprarnos para nosotras, como el bolso de mano con la foto de Brad Pitt que le sonsaqué a mi madre yo el otro día. Casi me mata, pero es que era tan mono…

Y de momento creo que ya no me queda nada que comprar… La única cosa que me falta es, si consigo finalmente convencer a mis padres, reservar el billete de tren para Madrid, (tranquilos, no marcho a buscar al chico al que va dedicado este post, no), sino para el concierto que me recomendó la dueña del blog THINK DIFFERENT, el cual he recomendado fervientemente siempre, pero en especial ahora, pues empezó a escribir una historia que promete en su totalidad y que me tiene enganchadísima ya. Una joyita.

Hasta aquí el post de hoy. Gracias de todo corazón por leerme.

¡Hasta el próximo post!

jueves, 9 de agosto de 2007

Una imagen equivocada...

…eso es lo que doy, una imagen totalmente equivocada. Hay quien me llama “pija materialista” y hay quien me llama “gótica”. Que se aclaren, porque ni tengo un estilo ni tengo otro. Como poca gente (por desgracia), yo, afortunadamente, tengo estilo propio. Que no quiere decir, ni mucho menos, que alguien quiera imitarme. Y ni ganas, por supuesto…

Y es que estar en el pueblo de mis primas me ha hecho reflexionar. Ante todo, me he dado cuenta de que no soy “la que se lió con tal”, sino que tengo un nombre, el mío. Que la gente, si me conoce, no es porque en fiestas de julio pasara el último día con uno de los “festeros”, y tampoco por ser la prima de las gemelas, aunque en un principio para la gente así lo fuera. Ahora es cuando me siento YO.

También me ha hecho darme cuenta de la falta que me hacía aclararme las ideas, refrescarlas en la fría piscina municipal y renovar y ordenar ese “cajón desastre” que tengo en la mente. He sabido, después de unos días de pasarlo terriblemente mal por su culpa, disfrutar de los dos últimos días sin preocupaciones, y saber ahí a ciencia cierta que, cuanto menos caso haces a alguien, más caso te hacen a ti.

Por otra parte, he aprendido a no depender económicamente de nadie (claro que mi madre ponía la pasta, pero yo me administraba), pero yo creo que lo más importante ha sido el haber conocido a todas esas personas a las que ahora considero amigos. Entre ellos, cuatro que han tenido palabras de ánimo, de alegría, de consuelo, de cariño… en cada momento en que las necesité, unos hombros sobre los que llorar a los que estaré siempre agradecida por todo lo que han hecho estas fiestas por mí. A todos ellos, os quiero.

Pero el caso es que, además, allí he aprendido a que las opiniones crueles de los demás me entren por un oído y me salgan por el otro. Porque sí, había una cosa en que apoyaba a esa gente, y es que yo también me lo pregunto aunque estoy súper satisfecha conmigo misma en ese sentido: ¿Qué hacía un chica vestida con falda vaquera, camisita rosita y blanca y zapatos blancos en un mini-concierto de rock (Ska-P) en el que se sabía parte de algunas canciones en valenciano… y llevando a Velvet Revolver, Bon Jovi o Queen (entre otros) en el mp3? Por suerte, varío mucho, me gusta todo y me adapto fácilmente. Desde luego, mi imagen no va, en absoluto, ¡con mi forma de pensar! Y eso he sabido demostrarlo en las noches de discomóvil, de orquestas… bailo y canto cualquier cosa, y me gusta.

Aunque, volviendo a lo de antes, me he dado cuenta de que para los demás ya no soy una extraña, de una manera un tanto… “rara”… Un chupito, una silla de más en el restaurante, un “¿Me dejas pasar, Piru?”, un “Cuando vayas a beber, me avisas, Piru, no te vayas sin mí”… sí, igual parece absurdo, pero para mí significó algo… algo que no estaba ahí en julio y, ni mucho menos, en mayo. A ver si ahora va a resultar que sí soy una pija materialista… en fin, que me da igual.

Así que hablando de las fiestas… nada, que me lo pasé de lujo. Reí, canté, bailé, conocí a un montón de gente, vi cómo las personas cambian sin más, disfruté de lo lindo, la verdad. Estuve viendo las entradas de vaquillas y las vacas sueltas, toros salvajes… y por primera vez en mi vida, vi toros “embolaos”. La verdad es que a mí, el espectáculo no me gustó. Sufrí un montón viendo como los amigos de mis primas corrían delante de los animales y cómo mi primo se atrevía a plantarles cara a las vacas… (tenían unos cuernos que daban escalofríos…). Así que lo que yo hacía muchas veces, para no sufrir tanto y no comerme el tarro, era taparme la cara con las manos… una solución rápida y eficaz, por muy de niños que sea.

Y han venido muchas orquestas y dúos, aunque nadie como mis dioses, La Tribu, con Jose y Ángel, los mejores. ¡Son un cielo y un encanto! Ellos sí que sabían qué canciones nos molaban y supieron dar un magnífico espectáculo encima (¡y debajo!) del escenario.

Fuimos varias veces a la piscina, donde la primera vez acabé bajo la ducha vestida con ropa de calle… sí, el muchacho no tenía nada mejor que hacer que meterme bajo el chorro de agua porque no podía tirarme a la piscina vestida (no se lo permitió el socorrista, ¡jaja!). Otra de las veces me tiré yo por “motus propio”, con pantalones piratas y camiseta (llevaba bajo el bikini pero no me dejaron quitarme la ropa de encima), y la última vez que fui, solamente vi bañase a la gente: hacía frío (eran las siete y cuarto de la mañana), era el último día y yo llevaba un sofoco de los que hacen historia, si me bañaba era en ropa interior (como todos, pero no me daba la gana), y estaba una persona que no me hacía gracias, así que dije que no porque llevaba el móvil encima, cosa que era cierta, pero que si yo hubiera querido, se lo habría podido dejar a alguien… pero esa no era la cuestión.

A parte, aprendí que sé llorar por un chico, aunque ese chico no mereciese las lágrimas, porque, podría decir que es un capullo, pero tampoco lo siento así… porque no me dijo, en absoluto, que no quería nada conmigo… más que nada porque lo único que tuve de él estas fiestas fue un “hola” algo soso el primer día, que fue cuando noté que algo no iba demasiado bien… porque, aunque tuviera la amabilidad y el tacto de no decirme que no quería nada conmigo, ni de ir publicándolo a los cuatro vientos (ninguno de sus amigos lo sabe), nunca paras de mirar atrás y darle vueltas al asunto y pensar “Jo, con lo bien que nos lo pasamos el último día de fiestas de julio y cómo disfrutamos y míranos ahora… ¿Qué ha ocurrido para que todo haya cambiado tan de repente? Hace dos semanas nos estábamos besando y ahora, sea por vergüenza, timidez o cabezonería, no nos decimos nada, ni siquiera nos acercamos para bailar…”.

Si es que ya me lo decía yo para concienciarme, “No te puede gustar, para ti no es más que un amigo, lo que ha pasado no significa nada, olvídate, ¡sé una cualquiera por una vez en tu vida…!”. Pero ni sé serlo, ni quiero. Y tampoco sé olvidar tan fácilmente, y tampoco quiero hacerlo… Aunque creo que ese bache ya lo tengo superado. Claro que, sin ayuda me hubiera sido imposible. La persona que más me soportó fue Manu, al que desde aquí mando un beso enorme, incomparable con toda la gratitud que siento y todo lo que lo quiero. También estuvo ahí mi prima para lo que necesité, y no me olvido de aquellos amigos que hice y que también me consolaron en alguna ocasión.

Tampoco es cosa de olvidar la llamada de Isaac un buen día por la noche. En ese momento también cogí una buena llorera, pero de la emoción. Logró emocionarme con sus palabras tan bonitas y, sobre todo, con la buena nueva de que la chica que me hizo pasar dos o tres noches en vela, ya está bien y que todo en la operación salió perfecto. Ya saben, él y su familia, que desde España tienen alguien que los ama, que siempre estará ahí para lo que necesiten. Isaac, cielo, ¡te quiero mucho!

Para acabar, nada, decir que creo que no me queda nada por contar y por recordar. Pedir disculpas por este post tan sumamente largo y agradecer a la gente que sigue el blog que lo hagan crecer poco a poco y que lo visiten.

Nada más, ¡hasta el próximo post!