domingo, 24 de junio de 2007

Tampoco fue tan terrible...

Y yo que creía que iba a ser mejor… no, no lo fue, pero tampoco fue un trauma insuperable. Íbamos con mis padres, es normal. No es que me moleste ir con ellos, para nada, siempre tengo que reconocer que a más de uno y una le gustaría tener los padres que yo tengo, pero anoche sentí como que sus cadenas me agobiaban. Sin más.


Puede que porque amo aquello y después de cuatro años sin pisar el pueblecito necesitaba explayarme y más libertad de la que tuve. Puede ser. Y es que ayer por la noche volví a pasear, por fin, por las calles donde pasé todos mis veranos hasta que tuve doce años, como dije en el anterior post.


Todos seguía donde yo lo recordaba, bueno, todo, todo, no, la verdad… Han cambiado muchas cosas (locales cerrados, otros nuevos abiertos, cambios de lugar, ¡hay ayuntamiento por fin!, etc.), pero la esencia sigue siendo la misma… el mismo olor a salitre en el aire, ¡la misma gente, Dios mío! Mis amigos… siguen yendo a veranear allí… y ayer yo hice una promesa mirando al mar y sintiéndome convencida: sea con quien sea, como sea, cuando sea, en la casa que sea, cuantos días sean… pero yo un verano vuelvo, está clarísimo.


Finalmente nada de tradiciones, ya fui yo bastante de olvidar mis malos momentos y quedarme solamente con los buenos en la memoria. Ni siquiera me llevé papel y boli, como dije que haría… se me olvidó. Deliberadamente o no. El caso es que cenamos sentados en la arena, como en los viejos tiempos, sólo que esta vez lo hacíamos con mi mejor amiga, quien alucinaba por tanta emoción que yo manifestaba y viendo claramente a Júpiter con sus cuatro lunas más importantes y la constelación de la Osa Mayor más clara que nunca.


Pero sí hubo discoteca. Y muchos niñatos. Sí, a montones. ¡Qué horror! Está bien, no es que yo sea la más madura del mundo, pero sé controlarme sin hacer ni decir idioteces. Toda aquella masa de gente no. Las niñas te empujaban y los niños te tocaban el trasero… hubo desmayos por demasiada ingestión de alcohol y el humo de los porros hacía que se colocara el que lo estaba fumando y los de alrededor… un horror. Y por si había poco, se armó una bronca enorme y tuvimos que salir de la “pista de baile” porque los policías antidisturbios venían preparados con las porras en las manos… cualquiera se quedaba…


A parte, cuando ya nos íbamos (a la una y media o algo así), Iris llamó para decir que fuéramos a reunirnos con ella al bar. Muy bien, qué oportuna, ¡jeje! Pobre, al menos intentó varias veces que nos quedáramos. ¿Resultado? Ninguno, mis padres son implacables…


En fin, que por lo menos ligamos, que ya es algo. ¿Si aceptamos? No, por supuesto, delante de “adultos conocidos” y a riesgo de que me pudieran conocer, ¡cualquiera hacía algo…!



Y, por cierto, vi más maniseros de los que veo cuando estoy aquí. Quedé alucinada xD. Marcho allí a celebrar San Juan para no ver a nadie que conozca de la ciudad, y me encontré justo al grupo de amigos que no quería ver… Ais…


Pero no será el último San Juan, ¡pienso volver el año que viene!

P.D.1: No puedo creer todavía la suerte que tuve después de todo: ¡Vi a Toniko!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

joder... me a gustado mucho, yo mi noche de san juan.... pss la del año pasado fue mucho mejor, pero bueno lo que me a gustado , tus recuerdos de esos veranos y encontrarte con la misma gente... eso es genial.... sigue asi.
1 beso de manu
a ver a mi m gustan altas o bajas, delgadas o gordas, pero que tengan una cara bonita, unos ojos que lo digan todo, una sonrisa que me cautive, simplemente que sea ella misma, creo k una persiona como tu seria mi tipo... me an gustado los 3 post. un gran besazo de un amigo de huelva (cartaya).

Anónimo dijo...

hola neni!

mi noche de san juan fue un poko aburrida, pero weno, menos da una piedra xDDDDDDDD

te ire leyendo con un pokiko mas de tiempo, un besito wapa!!