martes, 12 de febrero de 2008

Una imagen vale más que mil palabras...

Siempre y cuando no se trate de un examen, claro. Todavía estoy un poco descolocada por los exámenes de la Escuela Oficial de Idiomas, pero bueno… He sacado un ocho en filosofía y estoy feliz, la verdad es que he empezado a ser yo después del patio, me he levantado con dolor de tripa y además alicaída, y me he animado más bien tarde, pero vale. Bien, lo cierto es que sí, que el título es veraz.

Es cierto, ya no sólo las imágenes, pues éstas son capaces de conmover sólo con ser vistas, sino los gestos. Los gestos son lo más importante en la comunicación de los seres vivos, ya sean personas o animales, casi todos solemos responder ante un estímulo visual. Y estos estímulos, a su vez, nos permiten conocer sin entablar ningún tipo de conversación, el estado de ánimo del que será el receptor (o no) de los sonidos articulados que salgan de nuestras cuerdas vocales.

El hombre es un animal de costumbres, como ya sabemos, y todavía conserva un instinto de supervivencia y conservación de la especie. Los machos necesitan a las hembras para poder seguir con el ciclo de la vida y la perpetuación de la raza –sea cual sea. Eso es un hecho constatable también hoy en día tras millones de años en el mundo: lo importante en la seducción parece ser la impresión. Digo “parece ser” porque no hay que ser muy listo para saber que una persona será todo lo imbécil que quieras y que no te haga ni caso, pero que si a ti te gusta, ya puede hacer pesas delante de ti como escupir en el suelo, no hay nada que hacer.

Pero aún así, las chicas nos arreglamos y nos miramos en el espejo para ver si está todo en orden cuando pasamos por delante de ese alguien por quien suspiramos y, al mismo tiempo, los chicos presumen de sus posesiones y fortaleza física. Es inevitable, es como una danza de apareamiento en que el macho o la hembra debe demostrar al de su sexo contrario cuán bueno es y que tiene todo lo que pide para poder unirse con él y crear más vida –todo esto en metáfora, no todos somos de los que se tiran a la piscina en el “primer baile”.

El caso es que nos gusta chulear, presumir y jactarnos de lo que tenemos, un ejemplo muy claro lo tenemos en cualquier situación: alguien te lleva en un coche, tú vas en el asiento del copiloto porque el que te gusta está en el del piloto y así hay más contacto visual y corporal. Él arranca y mientras, habla contigo de manera tímida. Tú le das más espacio para invadirte y él lo aprovecha. Te dice que si alguna vez has oído el control por voz de un vehículo. Tú contestas que no (aunque lo hayas oído 100.000 veces y media), entonces él te dice “mira” y dice algo para que el coche le obedezca y con su voz enciende la radio. Tú sonríes y lo miras, como aplaudiendo su hazaña y es cuando él lo fastidia porque le dice algo al coche y el coche le obedece de manera errónea. Y por instinto también, se gira, te mira y, rojo como un tomate (aunque no tiene por qué), suelta un “uy” casi inaudible. Porque no hay cosa más natural también que el miedo al ridículo…

O, vas a un partido de fútbol y pasas por la puerta, vas cargada con la bolsa de la cena y los vigilantes te obligan a destapar todas las botellitas de agua que llevas (sí, son así de cabrones) por si acaso las tiras llenas al campo y hieres a alguien… Eso, que te obligan a destaparlas, vas cargadísima con la bolsa en la que no caben más cosas, abres tres con la bolsa colgada al brazo, sin nadie que te ayude porque están mirando cómo te las apañas tus acompañantes, y cuando ya le has dado tres tapones y repartido las botellitas a tus amigos/primos/padres/lo que sea, vas y decides que la última estás cansada y la quieres abrir sin que la bolsa te moleste, así que intentas que la coja alguien y le dices a ese alguien “ayúdame” y en ese momento, te interrumpe la trayectoria del brazo un vigilante, y te dice con voz seductora “deja, yo te ayudo”, coge la botella, intenta abrirla y… nada, no pasa nada porque está demasiado fuerte, entonces mira al acompañante más adulto que llevas –a poder ser hombre para no quedar mal-, y se la tiende diciendo “uy, no puedo”. Y la tiene que abrir el otro mientras lo mira con sorna y tú sin hablar, sólo con mirarlo a unos ojos que esconde, vergonzoso, intentas decirle que no importa, que no se preocupe, y que oh-Dios-mío, qué manos tiene, ¡jeje!

Y es que el viernes conocí a alguien, se llama Héctor, trabaja en la empresa de la madre de mi mejor amiga. Es castaño, con ojazos verdes, alto y delgado, un chico tímido, agradable y muy majo. De momento no puedo decir que me guste, porque lo he visto sólo un día y sólo conozco lo que él ha querido que vea, pero me atrae físicamente, no diré que no. Y si algún día pasara algo porque nos conocemos más o por circunstancias irrelevantes, pasará, no me niego a nada. Tiene novia en Huelva, pero parece que no le hace mucho caso, según cuentan sus compañeros y mi mejor amiga y su madre… En fin, que me gustaría conocerlo más a fondo, saber qué piensa, cómo se desenvuelve, saber su vida… Ojalá tenga la oportunidad. Por cierto, me encanta el Ford Fiesta negro que lleva.

¡Ah!, el sábado fuimos de partido al Mestalla, a ver a mi equipo. Cada vez me alegro más de haber ido, porque tengo nuevos ídolos futbolísticos, Edu, del Betis (y oye, nada de feo, Tamara, que te doy) y Ever Banega, del Valencia, el mío, por supuesto. Ese chico promete y va a ser cumplidor, juega limpio y regatea que da gusto, un crack. Quedamos 3-1 a favor del de casa (¡¡tomaaa!!) con goles de mi Guaje Villa (dos) y de Silva (uno). Kelly ya sabe lo que opino sobre por qué Villa es tan maravilloso goleador xD. Un poco cegato de cojones el árbitro y al linier no sé dónde le dieron el título, se ve que en alguna tómbola, porque tooodo eran fueras de juego, yo no me explico, ¡¡jaja!! Lo mejor del partido, la ilusión de mi mejor amiga después de estar tres años sin ver a Xisco porque marchó al Betis.

Un apuntillo: El amor huele a Smint de frutas del bosque... =P

Un beso. ¡¡Hasta el próximo post!!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja, me he reído yo sola con tu post.

Qué cierto es eso de pavonearse delante del sexo opuesto (y del propio XD).

Y nada, no sé qué más decir, sorry por ser tan sosa.

Un beso, mi niña. Te quiero.

Piruleta dijo...

La verdad es que del propio también nos gusta pavonearnos, también, las chicas vamos a ver quién puede más xD (y si es por orientación sexual, es una visión más particular, es que yo quise dar una generalizada).

Y no eres sosa, mi amor. Yo también te quiero.

Adminweb dijo...

Piru... No estoy de animos...

Solo pasaba por aqui para dcirte que te quiero.

Mandarte muchos besos. Muchisimos.

Y desearte un feliz dia 14!

;)

Me encanta como escribes, y me encanta leerte y entro a tu blog, pero no tengo animos, sinceramente.

En unos dias te comento algo copado, dale?

Besitos hermosa!!!

Anónimo dijo...

Me refería a ambos sentidos, la verdad XD (sí, soy mujer de pocas palabras, qué se le va a hacer XD).

Un beso, churri. Te quiero.