- Llevo todo el día buscándote, Lupin. Cualquiera diría que quieres darme esquinazo. No sé cómo lo ves.
- Pero si llevas todo el día durmiendo.
- Falso. Llevo despierto por lo menos media hora.
- Eso significa que llevas buscándome, ¿cuánto? ¿Cinco minutos?
- Diez. Diez largos minutos, Lupin. Puede que once. Tú verás pero mi abuelo, que debe estar pasando calor en el infierno, decía que quien hace esperar a un Black no se merece el honor de estar en su presencia.
- Qué pena no haberle conocido. Parece simpático.
Entre los pergaminos de Remus, hay un libro grueso que ha estado leyendo durante la última hora y media, mientras se preguntaba qué pasaría exactamente una vez que Sirius despertara. Mientras se preguntaba, para ser exactos, qué son ahora que no son exactamente lo que eran. Ahora que la mañana después es un hecho y no pueden darle la espalda. Amigos, mejores amigos, amantes, amantes que son amigos, amigos que son amantes, ¿novios? Sirius nunca ha tenido novia, ¿cómo va a tener novio?
[...]
- Veamos qué te ha mantenido entretenido. - Lee con desgana, burlándose de cada palabra. - [...] – Cuando termina la primera frase, bufa con exagerado disgusto y lee el nombre del autor en la portada. - Charles Dickens, menudo capullo. No puedo creer que me hayas hecho buscarte por leer esta gilipollez.
Cierra el libro y se relame los labios. Todo es un juego. Todo es una provocación. Está buscando pelea, diversión. Da igual. Le está buscando a él. Y sabe que siempre le encuentra.
- Eres un insulto a la cultura, Sirius Black.
- Me ofenderías si no fueras un alfeñique, -subraya cada palabra- flacucho, –cada provocación- narizotas, -cada sílaba- obediente, - hasta acabar en la peor- y empollón.
Podría estar diciendo cualquier otra cosa. Podría estar diciendo obscenidades en su oído porque el efecto en Remus es el mismo. Calor. Vapor. Rigidez. Remus se apoya en la mesa, se acerca a él, hasta que están a pocos centímetros.
- Si quieres ofenderme vas a tener que ser más original. Insultas como una niña.
Un órdago. A Sirius le brilla la mirada.
- Cómeme la polla, Lupin.
- Imposible. En la biblioteca hay que guardar silencio y tú eres de lo que gimen.
Tira de su corbata tan rápido que Remus no tiene tiempo de pensarlo antes de chocar con la humedad de un beso que le consume sin preliminares, aparece de la nada y se convierte en lengua sobre lengua, húmedo y jadeante en cuestión de segundos. Cuando se separan Remus tiene la mente nublada y los músculos licuados. Sirius se lame los labios y le mira como si no existiera nada fuera de ellos, esa mesa y esa biblioteca. Habla con voz grave, mirando de arriba abajo, a punto de cometer una enorme travesura.
- Es la primera vez que encuentro algo interesante en una biblioteca. Remus se ríe con ganas y se da cuenta de que no importa lo que sean. Amigos, amantes, novios u otra cosa. Sean lo que sean, se llame como se llama, siempre serán eso. Remus y Sirius. Nada más y nada menos.
- Quidditch- murmura Sirius, indicando que se acerca la hora del entrenamiento. – Me tengo que marchar. Pero no he acabado contigo, Lunático. – Agacha la cabeza, le busca los labios para un beso repentino y profundo y a Remus le cosquillea la cara con su pelo. Tiene ganas de meter los dedos dentro y seguir besándole pero Sirius se separa, advirtiendo que "todavía no hemos empezado".
- Eso espero.
Sirius sonríe, malévolo, y se marcha tarareando algo que suena como "Mrs. Robinson". No mira atrás cuando choca con Snape y sus libros de pociones caen al suelo con un estruendo.
- Mira por dónde vas, Quejicus. Tienes que intentar ahorrarnos el disgusto de tropezar contigo.
Marauders!Crack by Irati.
Qué grande Sirius en la última frase xD.
Pues eso. Sólo Remus y Sirius. Nada más y nada menos...
2 comentarios:
Pero Remos y Sirius son una invención tuya o son de alguna novela? Esta bastate bien! =)
Te he dicho ya que te quiero, verdad? :P
Jaja...
Son de Harry Potter xD
Y lo que escribo es de una chica llamada Irati ^^.
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