Pero Sirius no se detiene. La escucha escaleras arriba, gritando "¡solo un minuto!" y sinceramente, le da igual perder el tren porque si no lo hace revienta. Literalmente, es que REVIENTA. No sabe cómo ha aguantado desde el domingo pero solo ahora, cuando el fin del curso es una realidad y no solo un temor, se da cuenta de lo imbécil que ha sido.
No tenía que haberse aguantado.
No se ha aguantado nada en toda su vida y, ¿ha tenido que empezar ahora?
Pero qué tonto soy, joder.
Abre la puerta de la habitación con toda la fuerza que tiene y si no choca contra la pared y la rompe es porque Merlín no quiere. Remus está de espaldas, mirando por la ventana, seguramente para ver cómo se marchan. Se gira inmediatamente al oír la puerta. Remus Lupin, con esa nariz gigantesca y demasiado ancha y ese extraño labio superior que siempre destaca demasiado en su boca y ese pelo imposible y esas pestañas tan largas y esos labios calientes y llenos de curvas y esa mirada dolorida, es lo más bonito, lo más increíble que Sirius ha visto en toda su maldita vida.
Pero qué, qué, QUÉ tonto soy, JODER.
- ¿Qué te has...?
Olvidado.
Eso quiere decir.
Pero Remus no lo dice jamás. No lo dice porque Sirius cruza la habitación como una tormenta y lo manda todo a la mierda y se condena para siempre besándole. Es la única cosa sensata que ha hecho en cinco putos días y no solo es sensato, es espectacular. Es mucho mejor de lo que recordaba. Es Remus, abriendo la boca sin pensarlo, recibiéndole con idéntica desesperación a la suya, derritiéndose como chocolate blanco bajo el paladar. Está caliente, está cerca, está besándole, Sirius le sostiene el cuello para que abra bien la boca y sabe que Remus será lo único que va a ver durante ocho semanas cada vez que cierre los ojos. Perfecto, brillante, húmedo, lunático. Es un beso profundo, una pelea de lenguas en la que ninguno está dispuesto a ceder y ambos tienen que agarrarse para no caer al suelo.
Sirius se separa por necesidad. Antes de que sea demasiado y tenga que mandar el tren a tomar por saco. Tiene que volver a casa. Si no vuelve a casa, su madre no pagará la matrícula del año que viene y no puede perder Hogwarts. Se lo recuerda y es importante que lo haga porque Remus jadea e insiste en seguir besándole y hace de la sensatez un arte realmente difícil. Sería más sencillo si el cabrón besara aunque solo fuera un poquito peor.
- Septiembre- consigue decir Sirius. Querría elaborarlo más pero no puede.
Marauders!Crack by Irati
Ya era hora, ¿no, Siri?
Dicen que la sinceridad es el mejor secreto para el funcionamiento de las relaciones.
Al final será incluso verdad.
**Te amo...**
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