4/11/09
- Creo que no sé bailar.
Lo dice balbuceando y lívido. Y Lily se ríe. Un destello de felicidad improvisada que ilumina todo el salón. Da un paso hacia él, levanta los brazos y aunque James no sabe muy bien qué ocurre en ese momento, el hecho es que están bailando, él y Lily Evans. Deben estar imprimiendo una edición especial de "El profeta", en alguna parte. Es raro que la gente parezca inalterable. Es raro que el mundo siga su curso. Y es raro que Lily y él se muevan sin tropezar o caerse. Siguiendo el dictado del piano mágico. James tiene una mano al final de la espalda de Lily. Hay un hueco ahí, justo ahí, que parece echo exactamente para encajar con la largura de sus dedos. Se siente un poco mareado. Pero sigue sin tropezar. Todo un logro.
- Tu pregunta estaba mal. – Habla muy bajito. Dulce y realmente bajito. Tanto que se atreve a acercarse un poquito más. Apura la distancia entre sus cuerpos. Se acerca a su cara. Lo milagroso es que Lily le deja hacerlo. - Cuando me preguntaste si quería que me besaras. No, James, no quería que me besaras.
La interrumpe diciendo que ya lo sabe y tiene pensado repetir su discurso de que pueden ser amigos.
- Santo Dios, Potter. Intento decirte algo. ¿Es que no sabes estar callado?
Cuando Lily se enfada, se le marca una vena en la frente.
- No- sonríe James, mientras la hace girar aprovechando una señal en do sostenido. - Pero puedo aprender. Si tú quieres.
Procura mirarla a los ojos. Casi nunca los tiene tan cerca y son más verdes así, a tan poca distancia. Le inspiran para hacer cosas bonitas. Para ser mejor.
- Tienes que dejar de hacer eso, James. – Cuando le pregunta el qué Lily especifica que eso, todo eso. – Eso de intentar adelantarte siempre a lo que quiero. Eso de no dejarme espacio para saber qué es lo que quiero, en realidad. Eso de asustarme teniéndolo tan claro. Eso. Tienes que dejar de hacer eso.
Ah, eso.
Asiente y miente diciendo "vale, eso, claro". Realmente no cree que sea capaz de hacer eso, porque básicamente eso es lo único que sabe hacer. Porque si eso es tener claro que la quiere y si eso es intentar complacerla y hacerla feliz, entonces dejar de hacer eso va a ser bastante más complicado que traerle agua de la luna.
- ¿Cuándo tiempo duraba el veritaserum?
- Tres horas. O algo así. Seguramente todavía funciona.
- Entonces pregúntamelo otra vez.
Tarda una décima de segundo en comprender qué quiere que le pregunte y no entiende por qué se lo pide. Pero lo hace. La misma pregunta.
- ¿Querías que te besara en la despensa de los elfos?
- No – vocecita diminuta. Quebradiza. Se muerde el labio inferior, deja las marcas de los dientes. Suspira y el agujero entre sus clavículas, ese sitio inexplorado y maravilloso, se hace más hondo y mejor. – Quería besarte yo, James.
Marauders!Crack by Irati.
No me digas eso en mitad de la noche, como si te notara susurrando en mi oído... Yo también los necesito...
¡¡Pero qué ganas, madre mía!! ¡¡Parece que esté deseando ser un año mayor, pero es que si lo empiezo con tan buena compañía, no es de extrañar!! xD ¡Tengo ganas de que llegue el sábado!
**Gracias, gracias, gracias.**
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