20/02/10
- ¿Quién dices que era este tío, Remus?
- Ya te lo he dicho. Es Nelson. Hundió dieciocho navíos enemigos e inutilizó a otros quince en aguas del cabo de Trafalgar. Fue una victoria histórica.
Sirius se acerca, le rodea la nuca con una mano firme que parece capaz de guiarle en cualquier guerra. Se moja los labios y se acerca a él.
- La nuestra también lo será.
No hay mucha gente en la calle pero daría igual que estuvieran allí presentes los miles de turistas que atraviesan la plaza cada día porque ninguno podría interponerse en el camino de ese beso. Estalla luminoso, como el amanecer, les deja mareados, luchando en alta mar con los vientos temibles del cabo de Trafalgar. Es luminoso, más importante que las palabras y en ese momento y en ese lugar, ese beso son ellos. No lo que serán después, no lo que les ha llevado hasta allí. Sino ellos. Aquí y ahora dice ese beso somos reales.
Cuando se separan, frente contra frente, los que pasan les miran y ellos les ignoran.
- Solo tenemos que confiar el uno en el otro y nos irá bien, Lunático.
Remus se promete intentarlo. No se le da bien confiar.
- Promete que tendrás cuidado, Sirius.
No se le da bien tener cuidado.
Pero ambos piensan "lo intentaré" y sellan promesas tambaleantes con besos salvajes.
El 20 de octubre de 1804 el almirante Horacio Nelson consiguió dominar vientos feroces y hundir naves enemigas pero lo que Remus nunca le dice a Sirius es que se interpuso en el camino de una bala y cayó abatido en alta mar. A veces hay que perder algunos hombres, incluso a menudo a los mejores hombres para ganar las batallas importantes.
Ambos lo saben pero no hablan de ello.
Pronto estallará la guerra y no será necesario hablar. Hasta entonces, las palabras se quedan cortas.
Marauders!Crack by Irati.
Y no me importa que te opongas.
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