No sonaban los Beatles, pero me sentía bien. Conmigo misma y con la situación. El viernes fue la fiesta de fin de curso. Se acabó, con unas notas que ya las quisiera mucha gente, y una experiencia inolvidable. Se acabaron dos de las etapas más felices de mi vida, y me llevo un recuerdo maravilloso.
La primera, el instituto, con sus más y sus menos, sus idas y venidas, profesores, compañeros, más amigos finalmente de los que esperaba encontrar. Lágrimas, risas, tristezas y alegrías, aprobados y suspensos, con poca perfección pero intentos por llegar a ella. Ha habido de todo durante estos seis años. Miro atrás y el camino que empecé con 11 añitos y que ahora acabo con 17 lo veo lleno de momentos que difícilmente serán borrados de mi mente. Pasé de ser una nena asustadiza que miraba todo a su alrededor buscando donde guarecerse para pasar desapercibida a comerme el mundo en mi aula de segundo de bachiller, en el pasillo de "los mayores", como los llamábamos cuando por primera vez salimos al recreo un día de septiembre a las once y diez de la mañana. Recuerdo a los chicos, recuerdo episodios de vergüenza, propia y ajena, de episodios de reencuentros y separaciones, riñas y reconciliaciones. Recuerdos de gente que nunca más volví a ver y de otra que me seguirá hasta que acabe la carrera. En el instituto conocí a gente que valía la pena conocer, entre otros, a mis mejores amigos. Durante este curso, el último en esa pequeña aula en la que hacía un frío terrible en invierno y un calor insoportable en medio de septiembre y mayo, y en el que las hormonas estaban más revolucionadas que nunca, he aprendido cosas que no están escritas en los libros, cosas que muchos de los más pequeños no son capaces ni de pronunciar. Mientras estuve entre esas cuatro paredes que dejaban pasar el ruido más de lo que tocaba, me sorprendí miles de veces diciendo que me quería ir de allí. Quería dejarlo todo atrás, quería librarme de compañeros insulsos que no llenaban mi vida y profesores que no hacían más que minar mi camino de "éxitos", siempre le dije a mi madre que ya era hora de perderlos de vista. Sin embargo, el último día de clase oficial, cuando bajé a hablar con el jefe de estudios -mi profesor de química- me di cuenta de que valía la pena haber estado allí durante seis años, y que quería dejarlo todo atrás porque me hacía una tremenda ilusión lo que empieza en septiembre, pero que no cambiaría esa etapa por nada del mundo, porque en las clases por las que he pasado, en las mesas en que mi nombre se quedó grabado a base de rotulador que no se borra, quedó un lazo mucho más fuerte que un nudo material. Después de darme cuenta de que estaba más que agradecida a ese centro y a su personal, de todo lo que habían hecho por ayudarme, me fui a casa. Y tras pensar en la charla que había tenido con mi profesor -y mi confesor-, me puse a llorar.
Y la segunda, la Escuela Oficial, porque conocí a gente maravillosa, Iris, Lau, María José, George, Ramón, Tino, Eva, Rubén... No sé qué voy a hacer sin vosotros. Gracias por todo. Por escuchar y aconsejarme como nadie más lo hizo, por cuidarme como a vuestra hija. Os quiero.
Ahora, la Universidad está a siete exámenes de distancia y pienso superarlos. Voy a continuar siendo feliz, y haciendo lo que más me gusta.
Necesitaba escribir esto. Siento el rollo. Es que todavía no acabo de creerme que en dos años haya conseguido tantos méritos.
Un beso. ¡¡Hasta el próximo post!!
*P.D.1: Cristóbal, tú sí que estabas guapo.
*P.D.2: Aquí os dejo tres fotos de las que hice durante la cena.
La primera, el instituto, con sus más y sus menos, sus idas y venidas, profesores, compañeros, más amigos finalmente de los que esperaba encontrar. Lágrimas, risas, tristezas y alegrías, aprobados y suspensos, con poca perfección pero intentos por llegar a ella. Ha habido de todo durante estos seis años. Miro atrás y el camino que empecé con 11 añitos y que ahora acabo con 17 lo veo lleno de momentos que difícilmente serán borrados de mi mente. Pasé de ser una nena asustadiza que miraba todo a su alrededor buscando donde guarecerse para pasar desapercibida a comerme el mundo en mi aula de segundo de bachiller, en el pasillo de "los mayores", como los llamábamos cuando por primera vez salimos al recreo un día de septiembre a las once y diez de la mañana. Recuerdo a los chicos, recuerdo episodios de vergüenza, propia y ajena, de episodios de reencuentros y separaciones, riñas y reconciliaciones. Recuerdos de gente que nunca más volví a ver y de otra que me seguirá hasta que acabe la carrera. En el instituto conocí a gente que valía la pena conocer, entre otros, a mis mejores amigos. Durante este curso, el último en esa pequeña aula en la que hacía un frío terrible en invierno y un calor insoportable en medio de septiembre y mayo, y en el que las hormonas estaban más revolucionadas que nunca, he aprendido cosas que no están escritas en los libros, cosas que muchos de los más pequeños no son capaces ni de pronunciar. Mientras estuve entre esas cuatro paredes que dejaban pasar el ruido más de lo que tocaba, me sorprendí miles de veces diciendo que me quería ir de allí. Quería dejarlo todo atrás, quería librarme de compañeros insulsos que no llenaban mi vida y profesores que no hacían más que minar mi camino de "éxitos", siempre le dije a mi madre que ya era hora de perderlos de vista. Sin embargo, el último día de clase oficial, cuando bajé a hablar con el jefe de estudios -mi profesor de química- me di cuenta de que valía la pena haber estado allí durante seis años, y que quería dejarlo todo atrás porque me hacía una tremenda ilusión lo que empieza en septiembre, pero que no cambiaría esa etapa por nada del mundo, porque en las clases por las que he pasado, en las mesas en que mi nombre se quedó grabado a base de rotulador que no se borra, quedó un lazo mucho más fuerte que un nudo material. Después de darme cuenta de que estaba más que agradecida a ese centro y a su personal, de todo lo que habían hecho por ayudarme, me fui a casa. Y tras pensar en la charla que había tenido con mi profesor -y mi confesor-, me puse a llorar.
Y la segunda, la Escuela Oficial, porque conocí a gente maravillosa, Iris, Lau, María José, George, Ramón, Tino, Eva, Rubén... No sé qué voy a hacer sin vosotros. Gracias por todo. Por escuchar y aconsejarme como nadie más lo hizo, por cuidarme como a vuestra hija. Os quiero.
Ahora, la Universidad está a siete exámenes de distancia y pienso superarlos. Voy a continuar siendo feliz, y haciendo lo que más me gusta.
Necesitaba escribir esto. Siento el rollo. Es que todavía no acabo de creerme que en dos años haya conseguido tantos méritos.
Un beso. ¡¡Hasta el próximo post!!
*P.D.1: Cristóbal, tú sí que estabas guapo.
*P.D.2: Aquí os dejo tres fotos de las que hice durante la cena.
La niña de mis ojos -Mariajo- y yo.
La perla del Turia, ¡madre, qué guapa!, -Marga- y yo.
Mi compañero Cristóbal y yo.*P.D.3:
HERE COMES THE SUN - THE BEATLES
Here comes the sun, here comes the sun,
and I say it's all right
Little darling, it's been a long cold lonely winter
Little darling, it feels like years since it's been here
Here comes the sun, here comes the sun
and I say it's all right
Little darling, the smiles returning to the faces
Little darling, it seems like years since it's been here
Here comes the sun, here comes the sun
and I say it's all right
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Little darling, I feel that ice is slowly melting
Little darling, it seems like years since it's been clear
Here comes the sun, here comes the sun,
and I say it's all right
It's all right...
Here comes the sun, here comes the sun,
and I say it's all right
Little darling, it's been a long cold lonely winter
Little darling, it feels like years since it's been here
Here comes the sun, here comes the sun
and I say it's all right
Little darling, the smiles returning to the faces
Little darling, it seems like years since it's been here
Here comes the sun, here comes the sun
and I say it's all right
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Sun, sun, sun, here it comes...
Little darling, I feel that ice is slowly melting
Little darling, it seems like years since it's been clear
Here comes the sun, here comes the sun,
and I say it's all right
It's all right...
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